MSF lanza una campaña para concienciar sobre los ataques contra civiles, personal sanitario y hospitales
La organización instala una ambulancia interactiva frente al Hospital Universitario Virgen Macarena de Sevilla en el marco de su campaña 'Nuestra Línea Roja'
Sevilla, 28 de enero de 2025.- Médicos Sin Fronteras (MSF) ha presentado hoy en Sevilla su campaña #NuestraLíneaRoja, con la que pretende alertar sobre los reiterados ataques dirigidos contra la población civil, el personal sanitario y las infraestructuras médicas en zonas de conflicto. Para ello, ha instalado una ambulancia interactiva frente al Hospital Universitario Virgen Macarena (HUVM), rodeada por una línea roja de protección que se activa cuando los viandantes se acercan, emitiendo un mensaje sobre la necesidad de proteger a la población civil y a la misión médica. La instalación se podrá visitar hasta mañana 29 de enero a las 17 horas. Además, se llevará a cabo una recogida de firmas para exigir el fin de los ataques a la población civil, al personal sanitario y a los hospitales.
Se trata de una reivindicación especialmente necesaria en un contexto como el actual, en el que los ataques contra la población civil, personal médico, hospitales, clínicas y otras infraestructuras sanitarias están a la orden del día. Según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2024 se produjeron más de 1.500 incidentes de violencia u obstrucción de la asistencia sanitaria*. O lo que es lo mismo: algo más de cuatro al día.
De estos ataques, más de 930 impactaron contra instalaciones sanitarias, provocando un total de 924 muertes (entre trabajadores sanitarios y pacientes) y 1.766 heridos*. Los datos recogidos por la OMS también ponen de manifiesto que los ataques contra la misión médica son una realidad cada vez más frecuente. Así, frente a los 802 incidentes ocurridos en 2018 (año en el que la OMS empezó a contabilizar de forma continuada los ataques de este tipo), en 2023 se superaron los 1.550. Unas cifras que suponen un incremento de casi el 94% en tan solo cinco años.
“A pesar de que la protección de la misión médica es una obligación del derecho internacional, los ataques contra la misión médica siguen creciendo de forma alarmante, afectando a miles de personas en situación de vulnerabilidad", lamenta Carlos Bustamante, delegado de MSF España en Andalucía. "En el ámbito de las crisis humanitarias, la atención sanitaria es un derecho que no debe ser puesto en peligro por ningún motivo”, subraya.
Tres contextos: Gaza, Ucrania y Sudán
Asimismo, las cifras ponen de manifiesto que, actualmente, la mayoría de los incidentes suceden en un puñado de contextos, entre los que destacan los Territorios Palestinos Ocupados, Líbano, Ucrania, Myanmar y Sudán.
En Gaza, el nivel de destrucción de la infraestructura sanitaria es catastrófico. Desde octubre de 2023, MSF ha tenido que abandonar más de una docena de hospitales y clínicas. En los centros donde sigue operando, los equipos trabajan en condiciones de extrema precariedad e inseguridad. Desde el inicio de las hostilidades, nueve trabajadores de la organización han perdido la vida, víctimas de bombardeos, disparos de artillería o fuego intencional contra edificios y vehículos identificados con el emblema de la organización y notificados al Ejército de Israel.
Asimismo, la inoperatividad de los centros médicos, unido a la escasez de suministros y al agotamiento físico y psicológico del personal médico y sanitario, están provocando la muerte de pacientes con enfermedades crónicas como cáncer o diabetes al no poder acceder a un tratamiento de calidad. Paralelamente, los bombardeos han destruido sistemas de alcantarillado y agua, incrementando los riesgos de brotes de diarrea, hepatitis A y poliomielitis.
"Aunque el alto el fuego es un respiro vital, llega muy tarde y después de un inmenso sufrimiento e incontables vidas perdidas", lamenta Carmen Terradillos, coordinadora médica de emergencias de MSF España. "Además, no hay que olvidar que esto es solo el principio. Tras más de un año de guerra en Gaza, la vida de las personas ha quedado destrozada y la gente tiene necesidades médicas y humanitarias sin cubrir. La población de Gaza necesita ahora un aumento masivo e inmediato de la respuesta humanitaria, que solo será posible mediante el acceso sin trabas de la ayuda humanitaria", subraya.
"Aunque el alto el fuego es un respiro vital, llega muy tarde y después de un inmenso sufrimiento e incontables vidas perdidas", subraya Carmen Terradillos, coordinadora médica de emergencias de MSF España.
En Ucrania, por su parte, MSF se ha visto forzado a evacuar equipos y pacientes de hospitales en varias ocasiones. Una de ellas, en abril de 2024, tras un ataque con misiles contra la oficina de la organización en Donetsk. O en agosto de 2023, tras los repetidos bombardeos contra el Hospital de Jersón (una región donde el 80% de todas las instalaciones sanitarias han sufrido daños) que acabaron con la vida de un médico y causaron heridas a cinco sanitarios.
Por último, Sudán es otro de los contextos en los que los ataques a la misión médica se suceden con frecuencia. Sin ir más lejos, el pasado 12 de enero, una ambulancia de MSF —identificada como tal con el logo y la bandera— fue tiroteada en El Fasher durante un traslado de una paciente de parto, provocando la muerte de una trabajadora sanitaria. La violencia constante también ha obligado a MSF a poner fin a sus actividades en el Hospital Universitario de Bashair, en Jartum, tras varios incidentes por parte de combatientes que entraban en el centro con armas y amenazaban al personal médico.
Una obligación internacional ignorada
La protección de la misión médica en zonas de conflicto no solo es una necesidad humanitaria, sino que se trata de una exigencia internacional recogida en la Resolución 2286, adoptada en mayo de 2016 por el Consejo de Seguridad de la ONU. Esta disposición —que surgió tras un bombardeo contra el hospital de Kunduz en Afganistán, gestionado por Médicos Sin Fronteras, en 2015— reafirma las obligaciones de todas las partes involucradas en un conflicto de respetar y proteger a quienes participan en labores médicas, y califica los actos de violencia, ataques o amenazas contra hospitales, personal y medios de transporte sanitarios como violaciones graves del derecho internacional humanitario.
Aunque la Resolución 2286 se alcanzó con el amplio respaldo de los Estados miembros de la ONU, lo cierto es que el consenso internacional en torno a esta prioridad se ha desmoronado. "Asediar a una población, no proveer ayuda humanitaria básica y atacar constantemente a hospitales son violaciones continuas del derecho internacional humanitario que ocurren con total impunidad, alentando a otros a cometer las mismas atrocidades. Es necesario impulsar una mayor rendición de cuentas en relación con los ataques contra los servicios de salud", asevera Carlos Bustamante, delegado de MSF en Andalucía.
"No proveer ayuda humanitaria y atacar hospitales constatemente son violaciones continuas del derecho internacional que ocurren con impunidad", señala Carlos Bustamente, delegado en Andalucía de MSF
Además del incremento de la violencia contra los servicios y el personal médico, el panorama actual revela que la impunidad es otra característica habitual que acompaña a estos crímenes. A menudo, los responsables se escudan en diferentes argumentos para restar gravedad a los ataques. Uno de ellos es la narrativa del error; es decir, defender que el incidente es fruto de un accidente o una equivocación. Sin embargo, en muchas situaciones estos ataques siguen patrones identificables que, lejos de ser fortuitos o aislados, evidencian una estrategia de guerra deliberada.
Otro argumento habitual es alegar la pérdida de la protección de las instalaciones médicas porque se están utilizando con otros fines. A este razonamiento ha acudido en varias ocasiones el Ejército israelí para justificar muchos de los ataques contra centros hospitalarios, alegando que servían de refugio para combatientes de Hamás. Sin embargo, muchas de estas acusaciones no han podido ser corroboradas y parecen contradecirse con la información disponible públicamente, como así lo apunta un informe de la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU. Mientras tanto, los ataques han diezmado el sistema de salud, provocando la destrucción e inhabilitación de hospitales y la muerte de más de 900 personas (entre trabajadores sanitarios y pacientes) desde el inicio del conflicto en octubre de 2023, según la OMS.
Tanto si es una estrategia deliberada de guerra como un error, los ataques contra las instalaciones y servicios médicos son inaceptables y en ningún caso justificables. MSF exige más compromiso y un mayor liderazgo internacional para cumplir de forma efectiva el derecho internacional humanitario (y, en concreto, la Resolución 2286) y acabar con los ataques a los hospitales, al personal sanitario y a los civiles atrapados en conflictos armados. Es necesario que se creen investigaciones independientes y acciones claras a nivel internacional que combatan la impunidad de los ataques contra los servicios de salud. Nos enfrentamos a una situación crítica que afecta no solo a las organizaciones humanitarias que operan en zonas de guerra, sino también a los principios humanitarios fundamentales, a la ética médica y a la dignidad humana.
* Datos actualizados a 28 de enero de 2025.
Carlos Bustamante
Irene Cortés